Se me acumulan las cosas que bonitas que enseñar al mundo... (pero qué bien que siempre haya cosas bonitas que enseñar!)
Hace no muchos fines de semana celebramos una "Cumbre Cogolla" en Alicante. Físicamente no estábamos todos los que somos, pero sí en espítitu. Nuestro único representante masculino es, además, el único miembro que ha tenido hasta la fecha descendencia cogolla y, claro, uno no puede plantarse de visita sin llevar algún regalito y si puede ser hecho a mano, mejor!
Tita Mari demostró una vez más que a hacer punto no le gana nadie y yo volví a mis rayos y centellas, esta vez en forma de sudadera.
Nubes por delante... rayos por detrás...
Lo dije en su momento y lo vuelvo a decir: me pienso hacer una igualita para mi porque es amoooor infiniiiito.
¿Y qué me decís del maletín de zorrito? si os digo que también lo quiero no os sorprendo nada de nada, ¿verdad? Es de Tiger y no puede ser más bonito. Lo llené de rotus, lápices de colores y pegatinas chulas, que es una pasión que compartimos Sobrinísimo y servidora y personalicé la caja. No sabéis que juego dió, cuándos viajes imaginarios y check- in en hoteles ficticios hicimos, cuánto hacer y deshacer maletas... si queréis mantener a un peque entretenido para rato, regaladle un maletín. Believe me.
Porque la sudaderá moló, no lo dudamos, pero la ropa no deja de ser ropa para un niño de tres años y una caja de metal pueden ser muuuchas cosas... Eso si, la sonrisa de Tita Nini viendo al sobri con la sudadera era infiniiiita.
Sonando ahora mismo